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Paseo Marítimo, 5
46710-Daimús
Valencia -
Teléfono: 96 281 85 68
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comunicación@manuelalonsofominaya.com
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Me inspiran mis padres, por quienes siento devoción. Las recetas de mi madre, sus enseñanzas, la evocación del olor embriagador de sus pucheros, el borboteo celestial de las ollas a fuego lento… Me recuerdo pegado a su delantal, como queriendo aprender desde muy niño sus secretos de cocinera.
Aquel año mis padres, Manolo y Matilde, respondieron a la llamada del Mediterráneo, hicieron las maletas y recalaron en la playa de Daimús. Sobre la misma arena, dio comienzo un proyecto cargado de empeño e ilusión. Casa Manolo empieza siendo chiringuito, atento a esa cocina de proximidad absoluta, sencilla y marinera.
Después de aquellos primeros años y animados por nuestros padres, mi hermano Juan Carlos y yo pasamos a la acción. Uno cogió la batuta y el otro atendía los fogones. Nuestro padre Manolo no nos quitaba ojo y Matilde conciliaba y ponía orden.
La primera calidad pasa a ser primerísima. No reparábamos en la dificultad que conlleva ese afán de proveernos siempre del mejor producto. Éramos testarudos y espontáneos al tiempo, el resultado de nuestro trabajo en la cocina combinaba la sofisticación y la elegancia con el desenfado y la frescura, la solemnidad con el atrevimiento.
Probablemente uno de los momentos que han marcado mi vida profesional. Junto a Raúl Aleixandre los descubrimientos fueron primordiales. Básicamente, que un plato no ha de ser nunca producto del azar. Todo está pensado, meditado; todo tiene un porqué. Admiro ese empeño suyo por que todo sepa a lo que debe saber, a lo que es. También hice algún stage. Con Martín Berasategui, con Arzak. Con ellos conocí dos visiones de la gastronomía, dos de las mejores cocinas del mundo. Siempre tenaces, precisos, dispuestos acercarse como muy pocos cocineros a ese ideal que parece inalcanzable, como el infinito: la perfección.
En 2011, mi hermano Juan Carlos se trasladó a Alemania en busca de nuevos horizontes. Mis inquietudes, siempre latentes, afloraron muy pronto y yo, que hasta ahora había sido más maitre que chef, tomé las riendas de la cocina, donde volqué todo mi conocimiento, mi perseverancia y la pasión que sentía y siento por esta profesión.
En 2014 la Guía Michelín nos otorgó una estrella y la Guía Repsol su primer Sol, unos reconocimientos que fueron un estímulo importante en mi carrera y me alentaron a avanzar por este camino que decidí emprender unos años atrás. Sin duda uno de los hitos más importantes de mi carrera.
Con el tiempo mi cocina ha madurado, la sensatez y el compromiso afianzan un discurso y una identidad gastronómica que se forja a fuego lento y constante. Me encuentro en pleno proceso de metamorfosis en el que investigo, estudio, viajo, converso, pruebo, observo, confío,.... y sobre todo sueño.